Crónica de un jueves negro

Todo empezó pasadas las 12:00 horas de este jueves. Los Servicios de Emergencias eran alertados por los vecinos de la Cruz de Tejeda, que al inicio del incendio creyeron que se trataba de una hoguera pero que poco a poco vieron cómo se propagaban las llamas. Efectivos de Bomberos y Medio Ambiente, así como agentes de Policía Local y Guardia Civil se trasladaron de inmediato a la zona, a donde poco después fueron llegando voluntarios de diferentes cuerpos de emergencias.

El tiempo pasaba, el calor continuaba apretando y el viento no amainaba. En cuestión de pocas horas la situación se volvió alarmante y la proximidad del fuego a las viviendas obligó a los primeros desalojos. Los vecinos, que se afanaban en mojar el entorno, se negaban. No querían abandonar sus casas, sus animales, sus enseres, su vida. Agentes de Guardia Civil y Policía Local advertían que si el desalojo no se realizaba de forma voluntaria se realizaría de todos modos. Hubo lágrimas, discusiones y momentos de gran tensión.

Perros, vacas, gallinas, becerros… algunos pudieron salvar sus animales, sus coches e incluso sus casas. Otros no tuvieron tanta suerte, como el caso de un vecino cuya vivienda quedó calcinada por completo con tres coches en su interior.

Mientras, en el local social del municipio Cruz Roja habilitaba un improvisado albergue, a la vez que el Centro de Mayores se convertía en el punto de encuentro de las personas evacuadas, que recibían allí todo tipo de atenciones por parte de decenas de voluntarios.  El edificio de Servicios Sociales se convirtió en el epicentro de la solidaridad con la llegada de multitud de vecinos que se acercaron a preparar bocadillos y ayudar en la tareas de carga y descarga de agua y otros alimentos, cedidos por varias empresas del municipio, que prestaron también su ayuda donando panes, chorizo, agua, paellas…

Bien entrada la tarde se declaraba el Nivel 2 de Alerta, por lo que las competencias del incendio pasaban al Gobierno de Canarias, posibilitando así la intervención de la Unidad Militar de Emergencias, que se encontraba en Tenerife realizando maniobras.

A última hora de la noche continuaba el trasiego de voluntarios y
afectados en la zona deportiva del municipio, mientras las informaciones sobre el avance del fuego llegaban a cuentagotas.

Ahora, sólo queda esperar que la noche transcurra con calma y que amanezca pronto. Tan pronto como la luz lo permita, varios helicópteros volverán a sobrevolar el cielo de nuestras medianías para intentar, junto a los medios terrestres, dar fin a este capítulo negro de la historia de San Mateo.